Capítulo 92
—¡Cipriano!
Tras cruzarse con el auto blanco en el asiento trasero, Susana bajó la ventana y gritó con fuerza.
Dolores estaba sentada al lado de Susana.
Cipriano no es que no oyera ni viera, sino que simplemente ignoró, su mirada fría y algo malévola.
—Susana vino, te está llamando, ¿no lo escuchaste?
Viviana le recordó a Cipriano.
Cipriano no mostró ninguna reacción.
Susana, al ver alejarse el auto, desesperadamente gritó para que se detuviera y abrió la puerta para correr tras él.
Mientras corría, llamaba a Cipriano por teléfono.
Susana siguió hasta fuera de la puerta de hierro, gritando histéricamente tras el auto que se alejaba, pareciendo una paciente psiquiátrica a ojos de los demás.
Dolores permanecía en el auto, sin pedirle al conductor que avanzara ni bajarse para seguir a Susana. Dolores se quedó allí, inexpresiva, como un estanque estancado.
El sonido de gritos desgarradores llegaba a los oídos de Dolores, quien permanecía indiferente.
El conductor de la casa, Juan, miró a t

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