Capítulo 62
¿Existe realmente un grabador de voz?
¿Acaso ella lo estaba engañando y desviando su atención?
¿Cómo pudo haber ocultado el grabador bajo la mesa estando atada de manos y pies?
No obstante, había sobrevivido incluso a un salto a ese mar...
Salvador reflexionaba rápidamente.
Tras considerarlo, decidió tomar el riesgo, y en ese momento, Viviana, como si de repente recordara algo, exclamó: —Ah, es cierto, mi grabadora está conectada a la nube y guarda por si sola cada diez minutos las grabaciones. ¿Hay alguna computadora?
David inmediatamente mandó traer un portátil.
Salvador se puso pálido como un cadáver.
Sus defensas al fin se derrumbaron.
Pronto trajeron el portátil, y Viviana se conectó a internet, diciendo: —Aquí está.
Levantó la mirada hacia Salvador con una sonrisa triunfante, y deslizó el dedo hacia abajo.
—¡No lo reproduzcas!
Salvador se lanzó hacia adelante, arrebatando el portátil con sus manos y abrazándolo contra su pecho, diciendo: —Secretaria Viviana, conversemos con calma

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