Capítulo 46
Samuel contestó: —Sí, le pedí que fuera a ver si necesitabas algo, pero al poco tiempo regresó.
David, recostado en el sofá, quedó pensativo.
...
A la mañana siguiente.
Viviana se despertó muy temprano.
Al ver que Sofía aún dormía tranquilamente, bajó sola al restaurante a desayunar. La noche anterior en el yate, solo había comido un pastelito y, cerca de las tres de la madrugada, ya sentía tanta hambre que casi sale corriendo a buscar algo de comer.
Tras saciar su apetito, y siendo aún temprano, decidió dar un pequeño paseo por el hotel.
Este lugar estaba impregnado de una nostalgia típica del sudeste asiático.
El jardín tropical estaba rebosante de vida y las altas palmeras susurraban gracias al viento. Parada debajo de una de ellas, cerró los ojos y sintió cómo la luz del sol se filtraba entre las hojas, acariciando con dulzura su rostro.
La brisa matutina era suave y, en cada respiración, se percibía el aroma fresco y verde de las plantas.
"Mira", pensó. "El mundo es tan vibrante,

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