El Viejo Qin le empezó a enseñar a Jiang Sese como hacer el té de la forma correcta. Luego hablaron sobre el arte del té. La conversación era buena y Jiang Sese estaba intrigada. Hasta jugaron ajedrez.
Jiang Sese sabía como jugar ajedrez y se consideraba una experta. Pero había perdido completamente en contra del Viejo Qin.
Jiang Sese sonrió incómoda: “Abuelo Qin, usted es demasiado bueno en esto”.
El Viejo Qin sonrió también. El día anterior perdió tres partidas contra Jin Fengchen y se sentía deprimido por eso. Él había jugado ajedrez toda su vida y era devastador para él cuando uno de sus nietos le ganaba. Ahora estaba contento ya que le había ganado a Jiang Sese.
“Jovencita, tú también tienes talento para el ajedrez. Tú eres muy astuta”.
Eran las ocho de la noche cuando terminaron de jugar ajedrez. Jiang Sese ya estaba lista para regresar.
El Viejo Qin también estaba listo para irse así que dijo: “Vámonos. Yo también me voy a casa. Te puedo llevar a casa”.
Jiang Sese