Capítulo 47 Quiero ver a Brendan Brighthall
Deirdre estaba al borde de un ataque de nervios. Ella apartó al doctor de un empujón, pero como estaba ciega, se tropezó con la pata de la mesa y se cayó de cara.
La venda se tornó carmesí. El doctor, asustado, se acercó a ella apresuradamente, pero Deirdre se puso de pie apresuradamente y se movió como un rayo, ignorando el dolor.
El guardaespaldas no tardó en darse cuenta de que algo raro estaba pasando. La jaló del brazo y le gritó: “¡¿Qué pasa ahora?!”.
Deirdre chilló: “¡Suéltame! ¡Déjame ir ahora mismo! ¡Quiero salir!”.
“¡De ninguna manera!”, respondió el guardaespaldas con un tono estruendoso. Él ni siquiera frunció el ceño ni vio la necesidad de ser más amable. “¡El señor Brighthall le prohibió explícitamente salir de esta casa!”.
La fuerza que usó en Deirdre hizo que la herida en el cuello de ella se volviera a abrir. La sangre estaba saliendo nuevamente.
El doctor entró en pánico. “¡Sujétala y no dejes que se mueva más! ¡Si esto sigue, tendremos que llevarla al quirófan
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