Capítulo 23 Compláceme
El hombre sonaba apasionado y, sin embargo, Deirdre se estremeció. Estaba aterrorizada.
Respiró hondo y empujó la puerta.
Brendan llevaba mucho rato esperando, con las piernas perfectamente superpuestas, y sus ojos se posaron en la maleta de Deirdre antes de volverse tormentosos. Sus manos alrededor de los reposabrazos se tensaron. "¡Hasta has metido todas tus cosas en una maleta!". Se burló de ella. "Déjame adivinar. Si nada hubiera arruinado tu plan -digamos, si Sterling no se hubiera metido en el mayor problema de su vida-, los dos estarían ya de camino, ¡fugándose alegremente!".
Deirdre se interpuso instintivamente entre él y su maleta. Bajó la mirada e ignoró por completo su comentario. "Deja en paz a Sterry, ¿está bien?".
"¿Sterry?". La intimidad de aquel apodo hizo sangrar los oídos de Brendan. Rozó el diamante negro engarzado en su dedo anular y jugueteó con él lentamente, casi como si quisiera dejar salir algo de la furia que le ardía en los ojos. "¿Por qué iba a hacerlo
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