Capítulo 14
Y la calma es la cualidad más básica que debe tener un abogado.
En ese momento, ella realmente estaba asustada.
Ahora, todavía sentía algo de miedo.
Pero ya se había tranquilizado.
Que Ana llegara tan rápido la conmovió profundamente, y sentía una especie de alivio, como si hubiera sobrevivido a un gran peligro: —Ana, gracias.
—¿Por qué me agradeces? —dijo Ana con una sonrisa.
Miró al frente y luego añadió: —La persona a la que tienes que agradecer no soy solo yo, ¿verdad?
Leticia se sintió algo avergonzada. Por culpa de un hombre malo, se había encontrado en una situación tan desastrosa.
No se atrevió a mirar al frente, su mirada vagó: —Abogado Ignacio, gracias.
—De nada.
Su voz era tranquila y distante.
Era su tono habitual.
El coche continuó su camino hasta llegar al hotel.
Ana y Leticia se bajaron.
Ana, de manera espontánea, dijo: —Gracias.
Ignacio asintió con la cabeza y sus ojos se posaron en Leticia. Aunque ella ya se había calmado, su rostro seguía siendo pálido.
Su mirada se h
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