Capítulo 3
Sigrid se había visto obligada a convertirse en la novia de aquella boda. Ya estando en el coche, no se sentía cómoda sino abrumada por todo eso.
El Hotel GK, el más grande de la Ciudad A, había sido completamente reservado debido a la celebración. Todas las habitaciones de arriba estaban preparadas para los invitados de esa noche, en caso se emborracharan; mientras que el primer y segundo piso eran para el banquete.
La boda había sido masiva y lujosa, teniendo como invitados a magnates de los negocios y celebridades de la industria del entretenimiento. Por supuesto, también habían asistido otros invitados no tan famosos.
Sigrid estaba sentada en el sofá, extremadamente nerviosa.
Fue en ese momento que se abrió la puerta del salón y entró su cuñado.
Ella se puso de pie con miedo, poniendo sus manos frente a su vientre e inclinando la cabeza ligeramente, como si hubiera hecho algo malo y su maestra la estuviera llamado a la oficina. "Cuñado", dijo ella.
Observó las largas piernas del hombre, preguntándose si la diferencia de 20 centímetros de altura entre ellos se debía a la longitud de las piernas de George. ¿Por qué sentía que incluso con los tacones de 10 centímetros que llevaba puestos, sus piernas eran al menos 5 centímetros más cortas que las de él?
El hombre la miró con condescendencia y dijo: "Cambia la forma en que te diriges a mí".
Sigrid contestó: "... No puedo. Ya que no querías casarte conmigo y lo has hecho solo por despecho, luego podrás divorciarte de mí. ¿Acaso, no es lo mejor?
Ella sabía que la razón por la que ese hombre había pedido que la boda continuara era solo porque muchos invitados ya sabían que él se iba a casar ese día. La boda tenía que celebrarse para salvar la reputación de la familia Toland.
"Solo si prefieres que tu familia vaya a la quiebra", dijo él.
Intimidada por el tono frío del hombre, gritó obedientemente: "¡Cariño!"
Su tono angustiado junto con su voz suave le dio a su llamada de 'cariño' un sonido particularmente agradable, lo que hizo que la expresión de George se relajara bastante.
De inmediato, alguien entró para darle instrucciones a Sigrid sobre qué hacer durante la boda.
A Sigrid le resultó difícil saber cómo comportarse en la ceremonia mientras todos la miraban sorprendidos de ver a una novia diferente a la que esperaban. Pasada la ceremonia y con una sonrisa casi forzada en su rostro, Sigrid se cambió varias veces de vestido y brindó con George.
A las diez de la noche, después de que terminaran con todo, Sigrid subió al coche luciendo aún su vestido de novia.
El ambiente era un poco incómodo en el asiento trasero del carro.
Sigrid apretó las piernas y se animó a sí misma a aguantar un poco más. ¡Habría sido humillante si mojaba su vestido a su edad!
Apretó los dientes y soportó la incomodidad. Media hora después, finalmente habían llegado a casa...
Después de ver el castillo bajo la luz del crepúsculo, Sigrid se sorprendió de lo rico que era su cuñado. Dos filas de sirvientes a cada lado de una alfombra roja los esperaban desde la entrada de la casa, estaban todos parados y al verlos llegar hicieron una reverencia de 90 grados. "Señor, señora, bienvenidos a casa".
Sigrid se sorprendió y casi no pudo contenerse. Siguió a George escaleras arriba y vio que el hombre le señalaba una habitación antes de decirle: "Esta habitación".
Pensó que esa era una habitación temporal que George había arreglado solo para ella, por lo que rápidamente trotó hasta ahí mientras se levantaba el dobladillo de la falda. "Gracias, cuñado", pronunció ella.
El hombre frunció el ceño levemente, no estaba satisfecho con la forma en que ella se dirigía a él, pero no dijo nada más.
Lo primero que hizo Sigrid nada más entrar en la habitación fue a quitarse el vestido de novia.
Había brindado con mucha gente esa noche, y como había tenido que apurarse para cambiarse de ropa, no tuvo tiempo de ir al baño. Al final de la boda, George la había sacado inmediatamente. Se hubiese sentido demasiado avergonzada si dejaba que él la esperara fuera al baño, por lo que tuvo que soportar la incomodidad hasta llegar a su habitación.
Salió del baño vistiendo solo su sujetador sin tirantes y sus bragas cuando abrió la puerta. Pero al dar unos pasos hacia afuera, notó que alguien se encontraba sentado en el pequeño sofá de la habitación...
¡Era su cuñado!
¡George Toland!