“¡Detente ahí!”. La respuesta fue tan importante para Charlotte que perdió su habitual compostura y le agarró el brazo derecho con ambas manos. “¿Te resulta tan indescriptible la respuesta a esta pregunta? ¿Por qué no me respondes?”.
Un rastro de impotencia brilló en los cautivadores pero indiferentes ojos de Zachary. “Tu optimismo y alegría han excedido mi imaginación”.
“¿De qué estás hablando?”. Las mejillas llorosas de Charlotte estaban ligeramente distorsionadas.
“Todavía estabas llorando hace un minuto, y tu estado de ánimo es lo suficientemente exuberante como para bromear un minuto después. Eres la única persona que he conocido que posee esta personalidad”. La voz despreocupada de Zachary sonó desde lejos.
Charlotte se quedó sin palabras y sus ojos estaban a punto de salirse de sus órbitas.
La curva de los labios de Zachary era tan perfecta que nadie podría apartar sus ojos de ellos, y sus labios ahora se levantaron con nerviosismo.
“Le dije a Henry que te explicara esto m