Capítulo 56
Federico dijo con indiferencia.
Rafael, lleno de orgullo, expresó: —Entiendo que estás sufriendo, pero tu salud es lo primero. ¿Por qué no consideras quedarte algunos días más en el hospital?
Sergio interpuso: —Si esto continúa, Federico podría terminar perdiendo la vida.
Rafael lo observó con una mirada llena de falsedad.
—Federico, ¿por qué tus padres no han venido?— Inés, ataviada con un vibrante cheongsam rojo, se aproximó y planteó: —Hasta tu abuelo está aquí. ¿Acaso tienen más autoridad que él?
Luego, lanzó una mirada lateral a Gabriela y comentó con desdén: —No es por nada, pero parece que valoras a esta mujer del pueblo como si fuera un tesoro, llevándola a todas partes. ¿No te sientes avergonzado?
Federico, sereno y con un dejo de sonrisa en los ojos, replicó: —Tía Inés, ella es efectivamente mi tesoro.
—Señor Federico, he sabido que Gabriela está realizando prácticas en el hospital. Su madre biológica tiene que esperar su turno para ser atendida. ¿Qué clase de fortuna es tene
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