Capítulo 74
Hablaba uno de ellos cuando extendió la mano.
Miré esa mano y sentí cómo mis ojos se helaban.
Justo cuando estaba a punto de reaccionar, una mano con nudillos bien marcados agarró la que se dirigía hacia mí.
De repente, la persona que me había hablado con insolencia fue lanzada al suelo por encima del hombro.
Se oyó un sonido sordo, pum, y las personas alrededor callaron al instante.
Levanté la vista y vi a Daniel, con el rostro serio, preguntar: —¿Alguien más desea hablar tonterías?
Desde su ingreso en la Universidad San Fernando, Daniel había sido muy conocido. Poseedor de un atractivo notable y de una considerable fortuna, tenía buen rendimiento académico y su relación con Clara era tan conocida que todos la comentaban, lo que hacía que muchos reconocieran su no común trasfondo familiar.
Muchas personas, en un instante, optaron por no seguir mirando y se marcharon rápidamente, avergonzadas.
Quizás por perder demasiado tiempo, el repartidor dejó el ramo de flores y desapareció sin de
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