Capítulo 61
Al día siguiente, el fin de semana, no regresé al trabajo en el restaurante.
Gracias a Eduardo, el restaurante me compensó con una suma de dinero y pronto localicé a Clara en las cámaras de seguridad del lugar.
Poco después, Nuria se acercó corriendo con su móvil en mano y exclamó: —Luci, mira esto.
Tomé el teléfono y en él había información sobre el hombre corpulento.
Mientras lo revisaba, Nuria comentaba: —Eduardo mencionó que este hombre no es de Ciudad Solarena, ni pertenece a ninguna familia adinerada. Eduardo no comprende cómo este imbécil logró infiltrarse en el restaurante.
Finalmente, mis sospechas se confirmaron.
Me preguntaba por qué había visto a Clara en el restaurante, por qué un establecimiento tan exclusivo no intervenía inmediatamente después de un incidente de acoso a un empleado, sino que permanecía observando indiferente.
Mientras conversábamos, Nuria se sentó a mi lado y colocó su mano sobre mi brazo, diciendo: —Lucita, creo que hemos tenido algo de mala suerte últ
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