Capítulo 7 Se ha vuelto viral
Después de que Nicole e Yvette se fueran de los Jardines Imperiales, Yvette estuvo maldiciendo a los Ferguson todo el camino hasta llegar a casa. “¡Esa vieja bruja está loca! Si no fuera por su edad, ¡le habría dado una lección!”.
Nicole estaba acostumbrada y sonrió. “Olvídalo. No te rebajes a su nivel. De todos modos, no los veremos más”.
Las dos chicas estuvieron hablando y riendo. Cuando por fin volvieron a la Mansión Stanton, vieron a Grant Stanton, que rara vez aparecía porque siempre estaba ocupado con el trabajo, sentado en el sofá y leyendo el periódico. Se veía muy serio, noble e indiferente.
Nicole corrió alegremente hacia él y lo abrazó por detrás, mientras se comportaba como una niña mimada. Después de tres años sin verlo, seguía sintiéndose tan familiar como siempre.
“¡Hermano Mayor, por fin has vuelto! ¿Por qué desapareciste después de llevarme a casa?”.
Grant, impotente y cariñoso, le permitió que saltara feliz a su alrededor. Su aura fría se derrumbó debido al ambiente acogedor.
“Había una reunión importante a la que tenía que asistir. Me apresuré a volver en cuanto terminó. Toma, tu regalo”.
Esta era la costumbre de Grant. No importaba lo lejos que fuera en un viaje de negocios, siempre le traía regalos al regresar. Esta vez era un bolso de edición limitada, personalizado, que aún no estaba disponible en el país. Tenía un precio de ocho dígitos, y se consideraba invaluable en el mercado. Y lo que es más importante, fue únicamente hecho para Nicole.
Grant se enteró de antemano de que Yvette también estaba aquí, así que le compró un perfume Chanel personalizado que le gustaba a la mujer.
Yvette lo tomó, con un sonrojo evidente en el rostro, y dijo suavemente: “Gracias”.
Sin embargo, Grant no se dio cuenta de la expresión de Yvette, porque sus ojos estaban fijos en su hermana. Sabía que ella lo había pasado mal, por lo que se sentía afligido y solo quería darle lo mejor.
Por otro lado, Nicole observó con atención la reacción de Yvette. Su sonrisa se amplió y ya fantaseaba con su futuro.
“Tu segundo hermano está en un laboratorio en el extranjero, participando en un proyecto de investigación científica confidencial, por lo que no puede volver de momento. Tu tercer hermano está en un festival de cine y volverá en unos días. Durante los próximos días, puedes seguirme en la oficina…”.
Nicole puso cara de disgusto, pero sabía que no había escapatoria, así que no pudo hacer más que asentir con la cabeza y aceptar.
…
Tarde en la noche.
“¡Santo cielo!”. Yvette estaba hiperventilando mientras llamaba a Nicole, que tomó el teléfono en mitad de la noche con voz somnolienta: “¿Qué pasa?”.
“¡Entra a internet ahora mismo! Los Ferguson se dieron a la tarea de difamarte después del divorcio. Dijeron que les habías robado algo, y que no involucrarían a la policía si lo devolvías para mañana. De lo contrario, te joderán. ¡Se ha vuelto viral!”.
A Nicole se le encogió el corazón, e inmediatamente se conectó a Internet. Efectivamente, el hashtag #ExEsposadeFerguson era tendencia en Internet.
Se trataba de un comunicado oficial de la Corporación Ferguson, en el que acusaban a Nicole de no tener moral, y de robarles unas joyas valiosas luego del divorcio.
“¿Valiosas? ¿Se atreven a presumir una simple joya de 10 millones de dólares? ¿Creen que nunca has visto dinero antes?”, maldijo Yvette, indignada.
Los comentarios en Internet especulaban que Nicole había sido expulsada de la prestigiosa familia Ferguson por su mal carácter.
Esos internautas escupían odio puro, e incluso terminaron encontrando las redes sociales de Nicole. Los únicos recuerdos felices de los últimos tres años que publicó en sus redes sociales fueron convertidos en historias retorcidas por esos rencorosos internautas.
[¿Tiempos felices? ¡Creo que solo estaba fingiendo!].
[¡Merece que la echen de la familia!].
[Deberían llamar a la policía. ¡No solo es una payasa, sino también una ladrona!].
Habían muchos otros comentarios odiosos sobre Nicole.
Nicole había visto ese juego de joyas una vez. Eric lo tenía guardado en la caja fuerte, pero ella no sabía la contraseña, ni jamás la pidió.
'¡Ja, ja! ¿Eric Ferguson ni siquiera tiene la decencia de comportarse después de nuestro divorcio y ahora quiere difamarme? ¡¿Acaso cree que aguantaré esta basura?!’.
Nicole marcó inmediatamente el número de Grant. “G, recuerdo que la empresa K entretenimientos está a mi nombre. ¿Quién la dirige ahora?”.
Grant se detuvo un momento y se frotó la frente. Él también acababa de enterarse de esta noticia. “Dominic Young. Haré que se ocupe de ese hashtag viral en este instante”.
“No hace falta. Me ocuparé yo misma”.
El tono de Nicole era indiferente. ‘¿Entonces quieren una confrontación? ¿Creen que les tengo miedo?’.
Este artículo viral se extendió como un incendio después de una noche. Nicole se convirtió en una rata de la que todos se burlaban.
A las 8 de la mañana, Nicole entró a su cuenta y publicó una foto con un comunicado.
Después, miró el buen clima que hacía fuera y sonrió amargamente en señal de auto-burla.
'De verdad fui tan ciega al casarme con Eric Ferguson…’.