Después que el doctor le explicó pacientemente, los ojos de Eric se relajaron por un momento.
Eric bajó los ojos y aflojó un poco el puño.
¡Gracias a Dios!
Eric sintió como si casi fuese a perder su mundo entero y que Dios le había hecho una broma.
Dejó que el doctor le pusiera inyecciones para bajar la inflamación y que le limpiara las heridas.
El guardaespaldas cubrió el vidrio de la piscina y ese movimiento alarmó al silencioso Eric.
Eric levantó la mirada y miró profundamente en dirección a la piscina. Su mirada sombría hizo que la gente temblara.
De repente, el guardaespaldas empujó a Jennifer hacia él.
Eric usó tanta fuerza en esa patada que lo más seguro era que le había roto dos costillas a Jennifer.
Ciertamente él no era tan correcto y magnánimo como parecía.
Cuando Eric estranguló a Jennifer y le pateó el pecho, nunca pensó en ser misericordioso y compasivo por el simple hecho que fuera una mujer.
Era como un águila al acecho en la oscuridad. Sin import