Quinn regañó a Eric alteradamente. Sus manos temblaban porque quería esconder su remordimiento de conciencia. Tampoco quería soportar el resentimiento y los regaños acumulados durante muchos años.
Había odio en sus ojos mientras lo miraba. Su cara estaba desfigurada por el enojo.
"¿Hiciste que los guardaespaldas me ataran? ¿Qué pasó con él?".
Ella tenía miedo.
Eric debía saberlo todo ya que los estaban esperando en la entrada del bar.
"¿Cómo lo supiste?".
Eric se quedó mirándola en silencio. Las esquinas de sus ojos estaban ligeramente enrojecidas, pero no quería que los otros vieran su debilidad.
Sería muy fácil que sus defensas se derrumbaran.
Eric apretó el hueso que había perdido su temperatura previa.
Eric esbozó una sonrisa cruel y sanguinaria mientras se lo lanzaba al cuerpo.
Su voz era grave cuando dijo: "Él está aquí mismo".
Quinn vio claramente el hueso del hombre y se asustó. Su rostro palideció al instante.
Gritó y cayó al suelo, mirando con horror a