Capítulo 13 Enviarla Lejos
“Eric Ferguson, esto es lo que me has pagado por mi sangre durante estos tres años. Ahora que ya te he pagado, ya no nos debemos nada…”.
La voz de Nicole era fría y decidida.
Los ojos de Eric eran oscuros y profundos, y su humor en este momento era extraordinariamente complicado.
A este punto, la multitud tenía clara la situación. Antes, Wendy Quade había tachado a Nicole de una cazafortunas que se aferraba a Eric por su dinero, pero en un abrir y cerrar de ojos, Nicole la abofeteó al devolverle todo lo que Eric le había dado. La reputación de Wendy se había ido a la basura con este incidente.
Nicole se alejó glamorosamente mientras Wendy se quedó ahí, con los dientes castañeando mientras temblaba de frío.
‘¡Esta mujer es mi peor enemiga!’, pensó Wendy.
“Eric, Nicole debe haber enloquecido otra vez. Vámonos”.
Eric se rehusó a dejar pasar esta oportunidad de aclarar las cosas con Nicole, y le dijo a Wendy: “Espérame en la entrada”.
Después de eso, él entró rápidamente y vio a Nicole sentada en una silla de playa, mientras el renombrado Grant Stanton se arrodillaba a su lado y le frotaba los tobillos, ligeramente irritados por sus tacones altos. La mirada de Grant era tan tierna que a Eric le resultó chocante.
Los dos levantaron la vista hacia el inesperado invitado. Grant Stanton sonrió y se sentó tranquilamente junto a Nicole, mientras la rodeaba con un brazo en actitud protectora.
“Señor Ferguson, ¿no debería estar consolando a su acompañante? ¿Todavía está de humor para ajustar cuentas en este momento?”.
Eric frunció el ceño. Su cuerpo desprendía una frialdad extrema y su mirada estaba clavada en la mano de Grant, que envolvía a Nicole. Su tono se mostró frígido mientras decía: “Nicole, si hice algo que te molestara, puedes ajustar cuentas directamente conmigo, pero deberías disculparte por lo que le hiciste a Wendy”.
Nicole frunció ligeramente los labios y se encontró con su mirada. “¿Y si no lo hago? ¿Me lanzarás al agua?”.
A Eric le molestó su actitud indiferente. Eric también se sintió inexplicablemente irritado al ver que ella se relacionaba tan rápidamente con otros hombres.
“Ya que estuvimos casados, déjame darte un consejo. Sé amable con los demás”.
“Señor Ferguson, creo que no me conoce muy bien. Nací siendo malvada”.
Eric tragó fuerte. La terquedad de Nicole le resultaba especialmente exasperante, pero como estaban divorciados, no estaba en posición de decirle lo que tenía que hacer.
Su tono era frío mientras escupía una sola palabra: “Bien”. Dijo esto y se dio la vuelta para marcharse.
Eric estaba tan exasperado que olvidó el propósito de venir a ver a Nicole. Había querido explicarle su relación con Wendy, pero ya no era necesario.
La sonrisa de Nicole se fue apagando poco a poco. Grant le dio una palmadita en el hombro. “Pequeña N, ¿acaso te sigue gustando?”.
“¿Cómo se te ocurre?”.
Nicole hizo una mueca. No cometería el mismo error dos veces.
…
En el coche de Eric Ferguson.
Wendy Quade estaba envuelta en la ropa de Eric. Ella estaba a punto de explicar lo sucedido esta noche, para disipar las dudas de él sobre ella, cuando el conductor exclamó sorprendido: “¿Eh? ¿No es esa la Señorita Quade?”.
El conductor se detuvo lentamente a un lado de la carretera, y señaló la enorme valla publicitaria digital que había detrás del Hotel Hilton.
Aquel espacio publicitario, que costaban decenas de millones de dólares por minuto, estaba reproduciendo en bucle las imágenes de lo sucedido entre Wendy y Nicole en la piscina.
Sus rostros habían sido censurados, pero los famosos y dignatarios que acudieron al banquete conocían la identidad de esas dos mujeres.
Los ojos de Eric estaban fijos en la pantalla. Era un vídeo sin sonido, pero mostraba claramente que Nicole ni siquiera había tocado a Wendy. Ésta se limitó a retroceder por sí misma, se inclinó hacia atrás y cayó a la piscina.
En un instante, el aire del coche se volvió frío y sombrío.
El rostro de Eric era aún más frío. Sus ojos eran severos y sombríos porque hace unos minutos se había dirigido a Nicole, pidiéndole que se disculpara con Wendy.
Esta era la respuesta de Nicole a su petición.
‘¡Ridículo! ¡Simplemente absurdo!’.
El rostro de Wendy estaba pálido y temblaba de miedo.
¡Ella nunca se habría imaginado que alguien reprodujera las imágenes de vigilancia del banquete en una valla publicitaria, y que pudiera ser vista por toda la ciudad!
¡Bang! La puerta del coche se cerró de golpe.
Eric Ferguson se encontraba fuera del coche. Su tono era frío y severo, y su mirada implacable.
“¡Haré que alguien te envíe a Francia mañana a primera hora!”.