Capítulo 118
Poco después, Elliot abrió los ojos y sopló las velas del pastel.
Las cortinas se corrieron y la luz volvió a llenar el salón.
“¿Qué deseaste, Elliot?”, preguntó Ben con una sonrisa.
“¿Siempre le revelas tus deseos de cumpleaños a la gente?”, replicó Elliot.
La sala se llenó de carcajadas.
Elliot cortó un pedazo de pastel y lo colocó frente a Avery.
“Deberías comerte el primer pedazo”, dijo Avery mientras le devolvía el pastel.
“No puedo comer tanto”, respondió él.
Él tomó un tenedor, le dio un bocado al pedazo de pastel y se lo devolvió a Avery.
Era como si estuvieran inmersos en su propio mundo, separados del resto de los presentes.
El público comenzó a rugir y a burlarse de ellos.
“¿Debemos empezar a llamar señora Foster a la señorita Tate desde ahora?”.
“¿Por qué no lo intentas? ¡No creo que al jefe le importe!”.
“¡Ja, ja, ja! A la señorita Tate tampoco le importaría, ¿no es así?”.
…
Avery estaba tan avergonzada e incómoda que sus orejas y su nuca se pusieron rojas.
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