Jay dijo con determinación: “Abuelo, comparte los hallazgos con nuestro gobierno y deja que sirvan a la humanidad. Este es el propósito de la vida de un médico. Creo que la abuela querría que los hallazgos de su investigación se transmitieran de generación en generación”.
El gran Viejo Amo Ares hizo un gesto con la mano y dijo: “Dame un poco de tiempo para pensar en ello”.
Jay se fue.
Cuando salió de la habitación del gran Viejo Amo Ares, Jay miró al restaurado Chalet de turmalina. La distribución y el aspecto del edificio eran los mismos que en su aspecto anterior. Los frondosos árboles y las amplias avenidas de asfalto le daban vida a todo el lugar.
La propia Angeline había dirigido la reconstrucción del Chalet de turmalina. A Jay le dolía el corazón cuando pensaba en todo el trabajo que Angeline había hecho solo para hacerlo feliz.
Pensó para sí mismo: ‘¿Cómo perdí a una mujer tan maravillosa?’.
Jay se arrastró hasta el Campo del Buque Fragante.
El Campo del Buque Fragante te