Capítulo 35
Los ojos de María mostraron una expresión de asombro.
Sabía que este hombre tenía ambición, pero nunca imaginó que llegaría a decir que se convertiría en el presidente de Grupo Silva.
¿No significaba eso que planeaba tomar el lugar de Carlos?
Los labios de la mujer se movieron ligeramente antes de que finalmente pudiera reprimir su sorpresa y preguntar: —Entonces... ¿qué pasará con el señor Carlos?
Salvador respondió con expresión impasible: —Mi abuelo ya es mayor, es hora de que descanse.
María asintió suavemente, pero no pudo evitar preguntar: —Y cuando te conviertas en el presidente de Grupo Silva, ¿te divorciarás de la señora Adriana?
Él la miró de repente, con una mirada difícil de descifrar.
Ella se apresuró a explicar: —Ella fue la que nos separó y te obligó a casarte con ella. ¿Realmente vas a permitir que siga siendo la señora Silva en paz?
El hombre esbozó una leve sonrisa: —¿Tú qué crees?
María no supo cómo interpretar su mirada ni sus palabras.
Pero comp
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