Capítulo 90
—No me gusta que la gente entre y salga sin permiso, ensuciando mi casa —Brisa se apoyó en el armario de zapatos, observándola.
Lucía solo echó un vistazo a la funda para los zapatos, inmóvil, levantó ligeramente los párpados y sostuvo la mirada con Brisa.
—Si este lugar es tu casa o no, sigue siendo incierto. Si hoy vamos a tener una conversación amena, depende de si yo y Wálter vamos a poder divorciarnos sin problemas. ¿Estás segura de que quieres rechazarme?
Al mencionar el divorcio, Brisa se sintió tocada.
Se pasó la mano por el cabello largo, no insistió más, y se dio la vuelta para entrar al salón.
La luz del sol de la mañana llenaba el salón, y Brisa se dejó caer perezosamente en la silla.
El cojín que tenía en sus brazos era uno que Lucía había seleccionado cuidadosamente.
Lucía caminaba por la casa, y no podía evitar sentir una ligera inquietud en su pecho.
Pero trataba de reprimirla.
—¿Te fuiste de Grupo Nubes a propósito para verme venir a suplicarte, o es
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