Capítulo 83
Durante dos años, Wálter nunca había pedido su opinión.
En esta ocasión tan inusual, su mirada, clara como el blanco y negro, reflejaba seriedad.
Lucía, con sus ojos claros, sintió un ligero temblor en sus párpados. Escuchó el latido acelerado de su propio corazón, que no podía controlar.
No dijo nada, y en los ojos de Wálter, eso fue como una aceptación tácita.
Después de todo, no podía resistirse a su cercanía.
Él solía jugar con ella en la cama, decirle algunas palabras dulces, y ella se volvía tan suave como el agua.
Ahora, seguía siendo lo mismo.
Su mirada contenía una sonrisa, y sus labios rozaron suavemente sus hermosos ojos.
Un beso leve, tierno, pero con el aliento ardiente y caliente.
Lucía bajó la mirada, y lo primero que vio fue su sensual manzana de Adán y su clavícula.
Se mordió el labio, y cuando él estaba a punto de besarla, ella habló.
—Wálter, ¿solo quieres tener sexo conmigo, verdad?
Fue como si finalmente hubiera comprendido que Wálter no la amaba.
De repente, Lucía
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