Capítulo 42
Inés regresó enfadada y empujó a Lucía, exclamando: —¡Cómo puedes manejar las cosas de esta manera! Claramente dijiste que contratarías al abogado Oscar; por eso le aseguré a tu padre que no se involucrara.
—No lo afirmé —Lucía, visiblemente insegura, notó por el rabillo del ojo que otro carro había llegado a la entrada del tribunal.
Era el abogado Adolfo.
Con los documentos del caso en mano, el abogado Adolfo se mantenía incómodo y descontento, sin acercarse.
Lucía tuvo que susurrar: —El abogado Oscar está muy ocupado, el abogado Adolfo es el mejor después de él. ¡Debemos confiar en su habilidad!
La audiencia estaba a punto de comenzar y ya era demasiado tarde para cambiar de abogado.
Después de dos encuentros previos, Lucía había percibido que el abogado Adolfo realmente poseía experiencia.
Casimiro, visiblemente pálido y lleno de ira aunque a regañadientes, no tenía más opción que aceptar la realidad.
Temía irritar demasiado al abogado Adolfo y provocar un enfrentamien
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