Capítulo 235
Fue regañada injustamente, pero el rostro de Lucía no se veía tan mal.
Porque vio que el rostro de Wálter se veía aún peor.
Como si alguien le hubiera apuntado en la nariz y lo hubiera insultado de la peor manera.
Ella optó por permanecer en completo silencio.
Tadeo observó atento, manteniéndose a distancia, temiendo que la ira de Wálter se desatara preciso sobre él.
El ambiente se tornó cada vez más incómodo, hasta el punto de que el aire parecía enrarecerse.
Los altos mandos sudaron frío y, observaron a Wálter con perplejidad.
Él estaba tan enojado, que cualquier castigo sería aceptable, ya fuera hacer que el comerciante se mudara del centro comercial o demoler y multar a alguien.
Pero ¿por qué no decía nada?
Esos ojos marrones oscuros estaban fijos en la persona que lo había avergonzado: era preciso Lucía.
El alto mando solo pudo repetir, —¿Qué estás esperando ahí paradota? ¡Llama a tu esposo!
—Lo siento mucho, no tengo esposo, — dijo Lucía finalmente, —es mi primer día trabajando a

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