Capítulo 138
El celular de Lucía, ubicado en la esquina de la mesa, comenzó a sonar de manera repentina; era una llamada del hospital.
—Señorita Lucía, buenos días, el doctor Francisco me ha pedido que le comunique que esta misma tarde ya puede ir a visitar al paciente.
—¡Excelente noticia, se lo agradezco de veras! —Lucía respondió con una sonrisa radiante. Después de colgar, pidió permiso a María y se dirigió directamente al hospital.
A las dos de la tarde, hora de inicio del turno en el hospital, Lucía se encontró primero con Francisco.
—Doctor Francisco, ¿ha mejorado la condición de Honorato?
Francisco ajustó sus gafas sobre y respondió: —Para ser exactos, desde varios puntos de vista no hay signos de mejoría en su estado actual; simplemente está mejor emocionalmente que cuando llegó, pero su condición sigue siendo preocupante. Esta mañana, cuando hice mi ronda, él en repentinas ocasiones expresó el deseo de verte.
Lucía sintió un nudo en el estómago: —¿Él dijo que quería verme?
—Sí, incluso le

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