Capítulo 59

...... Cuando Raquel abrió los ojos, descubrió a una persona con el rostro cubierto de sangre sentada a su lado. El susto la hizo incorporarse rápidamente, pero al hacerlo, tensó la herida de su brazo, provocando un dolor tan agudo que empezó a sudar frío. —No te muevas —le indicó una voz, mientras unas manos la envolvían y la ayudaban a recostarse suavemente de nuevo. —Víctor fue a buscar medicinas. Quédate tranquila. Al levantar la vista, Raquel se percató de que la figura ensangrentada era su jefe, Bruno. Los recuerdos de los momentos antes de perder la conciencia regresaron a ella, y, entre sorpresa y diversión, exclamó: —Presidente Bruno, ¿cómo...? —Estoy bien —respondió Bruno, restándole importancia al asunto y sosteniéndola con cuidado. —¿Cómo te sientes tú? ¿Te duele mucho? Aunque Raquel sentía un dolor considerable, al ser interrogada de esa manera, optó por minimizarlo y mintió: —Ya no es tan intenso. Bruno sabía que no decía la verdad, y eso lo conmovió. —Descansa un poco má