Capítulo 104
Esta fue la primera salida al campo de Raquel, quien había tomado notas meticulosamente. Bruno, como su jefe, tampoco escatimó en consejos, apuntando algunos detalles cruciales justo a tiempo.
Pronto llegó el mediodía, y Raquel, sentada en la oficina, repasaba sus apuntes, muy complacida con todo lo que había aprendido.
En ese instante, Bruno se acercó y le preguntó: —¿Tienes hambre?
Antes de que Raquel pudiera contestar, su estómago empezó a gruñir. Con un poco de vergüenza, se cubrió el estómago y admitió con sinceridad: —Sí, tengo hambre.
—Vamos a comer.
—
Se encontraban en un suburbio remoto. Bruno condujo a Raquel a un pequeño restaurante local que parecía bastante limpio y, mirando hacia atrás, le preguntó: —¿Te parece bien comer aquí?
Raquel, que no era exigente, simplemente se sorprendió de que Bruno solicitara su opinión; ese respeto genuino le resultó muy agradable. Asintió con la cabeza: —Está bien.
En ese momento, una mujer se les acercó, con una expresión de disculpa: —Lo
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