Déjame estar seguro

A la mañana siguiente, Callan Handerson entró en la oficina del presidente de Corporaciones D.S. con los ojos congestionados y ojerosos. Savannah había llegado temprano, como de costumbre, y ya había terminado todas las tareas pendientes. Cuando Callan se sentó, ella le entregó inmediatamente el horario del día. "Señor presidente, por favor, eche un vistazo al programa de hoy. ¿Hay algo que necesite cambiar?" Callan estaba leyendo distraídamente el horario, mientras miraba a Savannah por el rabillo del ojo. Ella no había regresado a su dormitorio anoche. ¡Se había quedado afuera! Esto era una espina en el corazón de Callan, que no lo había dejado dormir en toda la noche. Hoy Savannah llevaba una blusa de color claro, con estampado de hojas de loto y cuello alto. Los botones estaban prolijamente abotonados alrededor de su cuello. Callan no podía ver nada, así que no pudo evitar dejar volar su imaginación. ¡Se preguntó si alguien habría dejado una maldita marca en esa piel blanca como l