Capítulo 32

Andrea estaba claramente muy triste, con la voz entrecortada: —Me desperté y no vi a mamá, pensé que mamá ya no me quería. La tomé de la mano y la guié hacia la sala de estar. Andrea se sentó obedientemente en el sofá, las lágrimas comenzaron a caer sin poder detenerlas. Le limpié las lágrimas con suavidad y la consolé con voz tranquila: —Fue culpa mía, me levanté temprano para prepararte el desayuno y me olvidé de que, si no me veías, te ibas a poner triste. Andrea, con los ojos llenos de lágrimas, preguntó: —¿De verdad? —Claro que sí. —Le respondí con ternura. —así que por favor, deja de llorar, ¿sí? Andrea dejó de llorar y asintió suavemente con la cabeza. Luego se abrazó a mí, hablando de manera juguetona: —Pero mamá, levantarse temprano para hacer el desayuno es muy cansado, quiero que duermas un poco más. Ya que alguien más estaba preparando el desayuno, no tenía necesidad de hacer todo yo. Acaricié su cabello con cariño: —Qué considerada eres. Andrea sonrió t