Capítulo 194 Sin Nadie que la Salve

En el segundo piso del bar. Ángel no era fanático de los lugares excesivamente ruidosos. Rara vez visitaba el Palacio de las Estrellas, inaugurado por Carlos, que era relativamente tranquilo, y mucho menos un local puramente de entretenimiento como este. La razón por la que se encontraba allí esa noche era porque la persona que lo había invitado a reunirse había elegido el lugar, y solo al llegar se enteró de que se trataba de un bar. Sentado en una mesa, con las piernas cruzadas, no había probado el licor que su acompañante había pedido. Cuando sentía sed, simplemente tomaba un cítrico del frutero, lo partía en cuatro gajos con los dedos y consumía cada segmento lentamente, con movimientos pausados y elegantes. Ángel no llevaba camisa ese día. Vestía un suéter negro de cuello alto y una chaqueta de color marrón oscuro, manteniendo su compostura y distinción sin mezclarse con el ambiente festivo del lugar. —Señor Ricardo, no era necesario invitarme a esta conversación. El precio de