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Capítulo 3

Bella Había gastado 150 dólares para acostarme con un pr*stituto que, al final, había terminado siendo el nuevo jefe. No podía creerlo. Era demasiado insólito para ser verdad.  De pronto, me acordé de lo que le había dicho al nuevo jefe... que sus habilidades en la cama no eran muy buenas y que debería hacerme un descuento... ¡Dios mío! ¿Por qué le había dicho eso? Si llegaba a reconocerme, ¿me despediría?  No, no me podían despedir. Mi madre y mi hermana todavía necesitaban que las ayude con los gastos.  Tenía que calmarme. No podía perder los estribos.  Respiré hondo un par de veces y traté de mantener la calma, pero me temblaban las piernas.  Miré al hombre que estaba sentado frente a mí y me aseguré de que no notara mi presencia. Solo así me sentí un poco aliviada. Bajé la cabeza y cubrí mi rostro con mi largo cabello. Ahora todo lo que deseaba era que Herbert Wharton, el nuevo jefe de la empresa, no me prestara atención.  Por fortuna, había mucha gente en la sala de conferencias, así que lo más probable era que no me haya visto.  Cada segundo que tuve que estar en ese lugar fue una tortura para mí.  Por fin, la reunión llegó a su final y respiré un poco más tranquila, ahora que, al parecer, las cosas habían salido mejor de las que me esperaba. Parecía que Herbert no se había dado cuenta que yo estaba ahí. Cuando llegó el momento de salir de la sala de conferencias, me apresuré en pararme y escaparme en medio de la multitud.  Al regresar a la oficina, lo primero que hice fue llevar a Joey a un lado y contarle lo que había pasado.  Joey me miraba boquiabierta. Estaba en shock. "Tuviste mucha suerte de acostarte con el nuevo jefe".  "Deja de bromear", le respondí. "Me preocupa que quiera vengarse de mí y termine despidiéndome. Todavía tengo que ayudar a mi madre y a mi hermana a pagar sus gastos. No puedo perder mi trabajo". Estaba muy ansiosa y me volví a arrepentir de mi comportamiento errático. ¿Por qué había tenido que ir a ese bar a beber sola? ¿Por qué tuve una aventura de una noche con un hombre que no conocía? ¿Por qué le pagué 150 dólares? ¿Por qué le dije que sus habilidades en la cama no eran buenas?  Me encontraba en una situación muy difícil. Sin embargo, Joey se encogió de hombros. "No te preocupes", me dijo, tratando de consolarme. "Tal vez él ni siquiera te vio".  Aun así, antes de que ella pudiera terminar de hablar, se escuchó la voz del gerente. "Bella, el Sr. Wharton quiere que vayas a su oficina cuanto antes". Dijo. Fui a la oficina del nuevo jefe sintiéndome nerviosa e inquieta.  Al entrar en la oficina, vi a ese hombre que ahora era familiar y mi respiración se aceleró.  La última vez que lo había visto había sido en el hotel. Él había estado en bata.  Ahora, tenía puesto un traje y era el nuevo jefe de la empresa.  La vida siempre estaba llena de sorpresas. Desde que di un paso dentro de la oficina, él había estado revisando documentos en su escritorio, como si no hubiera notado mi presencia.  "Sr. Wharton", dije en un tono halagador, después de respirar hondo. "¿Me estaba buscando?"  Él levantó la mirada y, rápidamente, sonreí. No quería ofenderlo de nuevo. Mucho menos ahora que era el jefe de la empresa. Por su parte, Herbert me miraba de pies a cabeza con sus ojos hostiles y llenos de desdén.  En resumen, me estaba haciendo sentir muy incómoda.  Odiaba mucho su mirada. Era muy desdeñosa, como si estuviera mirando a una hormiga o a un bicho.  De todos modos, todavía tenía que trabajar en su empresa, así que todo lo que podía hacer era aguantarme.  Eventualmente, dejó el bolígrafo a un lado y se recostó en el amplio asiento de cuero. "No me imaginaba que las trabajadoras de la empresa fueran tan lib*rales", dijo con frialdad. "En serio no me esperaba eso".  Su fría voz y sus provocativas palabras hicieron que respondiera sin pensar. "Pues parece que su vida privada también está llena de sorpresas". Dije. 'Somos iguales', pensé para mis adentros. 'Si yo soy una p*rvertida, entonces tú eres un m*jeriego'.  Al escuchar esto, la expresión de Herbert, el nuevo jefe, se volvió muy fea.  Parecía que había vuelto a ofender a mi jefe... 

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