Capítulo 71

—¿Ya terminaste? ¿Tan rápido? Diego se acercó a mirar, pero todo lo que veía eran códigos incomprensibles. —Sí, fue sencillo. Sergio levantó su carita, y su piel blanca y suave brillaba bajo la luz del sol. No era de extrañar que Gabriel lo prefiriera y no quisiera llevarme a mí. Aunque Gabriel luego dijo que también me llevaría, sabía que no era de corazón. Gabriel solo temía que me descarriara, no era porque realmente le gustara. Diego, casi sin darse cuenta, pellizcó la mejilla de Sergio. Usó tanta fuerza que dejó una marca roja en su rostro: —Papá prefiere a los niños que son buenos, ¿verdad? Sergio no entendió bien lo que dijo y, tras pensar un momento, respondió: —Supongo que sí. Ambos se portaban bien, pero Diego a veces era travieso, lo que hacía que papá se molestara. Por eso, seguramente prefería a los niños obedientes. —Yo también seré tan bueno como tú. Yo también quiero ayudar a Gabriel. Diego guardó esa determinación en su corazón mientras segu