Capítulo 63

—Simplemente no me quieres. Diego se agitaba mientras la aguja en su brazo oscilaba, extrayendo un hilo de sangre. —Solo Pablo me quiere. Él juega conmigo y me asegura que papá tiene sus razones. Sin embargo, nunca he sido testigo de esas razones. La empresa de papá prospera, y dispone de tanto tiempo cada día, pero nunca se da un momento para visitarme. —No necesito tu educación, aléjate, te odio. Diego patalea con sus pies, desafiando la severidad del semblante de Gabriel y exige caprichosamente que abandone la habitación. —Diego, no pienses que por estar enfermo me abstendré de enojarme. ¿Habré sido demasiado indulgente con él? Diego es aún más desobediente de lo que imaginé. —Entonces enfádate, golpéame. Diego alzó la cara, esperando el golpe, pero no llegó. Cautelosamente, abrió los ojos y vio a su padre caminar por la habitación. —Diego, realmente no deseaba decirte esto tan pronto, pero dadas las circunstancias, necesito que comprendas que soy tu padre. No quiero posponerlo, tem