Capítulo 89 El golpe

Ariadna fue sujeta por la muñeca por Baldomero, cuya palma ardía como si quisiera quemar la piel de su muñeca. Baldomero se llevó la mano a la frente, como si en su cuerpo se hubiera desatado un fuego que recorría sus venas, chocando y alterando todo a su paso. —Ve a mi habitación. Él sujetó la mano de Ariadna y, al cerrar los ojos, lo primero que apareció ante él fue aquella piel tan blanca que había visto en el Centro Médico Bosque Azul, cuando le retiró la aguja. En ese instante, todo se volvió increíblemente claro. Baldomero tragó saliva. Su reacción tan inusual le hizo darse cuenta de algo. —Javier, me han drogado. Baldomero habló de nuevo, y esta vez su voz sonó ronca y grave. —¿Eh? Ariadna se puso inmediatamente seria. Con su otra mano, sujetó la muñeca de Baldomero y, tras tomar su pulso, sus finos y claros ceños se fruncieron al instante. —Vamos, a tu habitación. Ariadna apretó la parte interna de la muñeca de Baldomero, el dolor lo mantuvo alerta. Bald