Capítulo 1
La Perspectiva de Catherine
El sol me daba en los ojos, así que me senté en la cama y de repente me encontraba en una habitación desconocida.
La ropa regada en el suelo era la misma que traía puesta anoche en el ritual de apareamiento.
Ayer hubo un ritual de apareamiento en el Bosque Sombrío.
El ritual de apareamiento era una tradición que los hombres lobo en Nueva Jersey celebraban cada año en el Bosque Sombrío.
Los Alpha y Luna de cada manada llevaban a sus hombres lobo sin pareja esperando que se aparearan.
Claro, si alguno no encontraba pareja, tendría que esperar al ritual del siguiente año.
El ritual había empezado, pero yo sólo me paseaba con mi bebida deseando no encontrar pareja.
Bueno, se preguntarán por qué, la razón es que yo no podía convertirme en lobo.
Mientras daba vueltas con mi vaso con jugo de frambuesa en mano, vi a Elena Anderson, mi madrastra, y a Gina Wyatt, mi hermanastra, hablando debajo de un árbol en la esquina de la plaza.
A pesar de que no había un lobo dentro de mí, en realidad mi oído era particularmente excelente.
Gracias a ello, incluso a la distancia podía escuchar de lo que estaban hablando.
Aunque Gina bajó la voz, aún podía escucharla.
Ambas estaban hablando mal de mi madre.
La sangre me hervía de coraje. ¿Cómo se atreve?
Así que, en cuanto terminaron de hablar, detuve a Gina mientras se encontraba sola y le pedí que se disculpara por lo de mi madre.
Aparentemente, no le importó mi advertencia y en su cara de mierda tenía escrito "¿y qué?", así que le eché mi jugo encima con una sonrisa en mi rostro mientras veía como gritaba y salía corriendo.
Pero mi madrastra se molestó y me gritó con el tono de una Luna: "¡Catherine! ¡Ve por tu hermana ahora mismo!".
No podía desobedecer las órdenes de una Luna aunque no estuviera dispuesta, así que tuve que ir por Gina.
"¡Gina! ¿Dónde estás?". Me encontraba ya en la periferia del Bosque de las Sombras, a cierta distancia de la plaza. Si seguía avanzando, me adentraría más en el bosque. No creía que Gina enloquecería tanto como para correr hacia el bosque a estas horas de la noche.
Me esforcé en ignorar las risas de la multitud para ver si había huellas de Gina.
De repente, me llegó un aroma a vainilla.
He olido innumerables fragancias, pero juraría que ninguno esos era tan atractivo como éste.
Seguí el aroma y traté de llegar a donde provenía. Me acerqué a un árbol, y un hombre alto salió desde atrás.
De inmediato, me golpeó un fuerte aroma a vainilla. Aunque no podía ver el rostro del chico en la tenue luz, supe que no era un miembro de mi manada.
"¿Quién eres?". Pregunté con cautela. Su respiración era intensa, y sentía que me estaba mirando desde la oscuridad. Por si a caso, me mantuve tranquila.
De repente, se lanzó hacia mí y me sostuvo entre sus brazos. Era tan fuerte que no me podía liberar.
En cuanto traté de gritar por ayuda, tuve una repentina y extraña sensación. Parecía que mi conciencia estaba bajo el control de otra persona. No podía pensar con claridad y al final me desmayé.
Cuando desperté, estaba en esta extraña habitación.
Empujé la sábana y me levanté de la cama, de inmediato levanté mi ropa. A mi lado había una silla con un saco colgado en el respaldo.
"¿A caso él es mi pareja? ¿Por qué no siento nada?"-
A pesar del dolor en mi entrepierna, me puse puse la ropa.
Pero en seguida me di cuenta que faltaba el colgante de obsidiana que mi madre me había dado.
Después de frustrarme por buscarlo por toda la habitación, escuché que alguien tocaba la puerta.
En cuanto abrí, mi madrastra y mi padre entraron corriendo.
"Alpha Wyatt, tu hija estuvo jugueteando toda la noche con un desconocido mientras la manada entera la buscaba. Si alguien más se entera de esto, nuestra manada se avergonzaría".
Gritó Elena a mi padre con expresión de sorpresa. Después. ella me miró con desdén.
Elena resoplo y dijo: "Ayer te dije que buscaras a tu hermana, Catherine. Pero, ¿qué decidiste hacer? Divertirte en una habitación".
"No, yo no hice nada". Me apresuré a explicar.
"Mira los chupetones en tu cuello. ¿En serio tratarás de engañar a tu Alpha".
Inconscientemente me cubrí el cuello. Aquel maldito había dejado un montón de chupetones en mi cuello.
"Estoy muy decepcionado de ti, Catherine". Troy miró mi cuello fijamente y luego observó el desastre que había en la habitación mientras sacudía la cabeza.
Vengo de la manada de la Luna Negra en donde mi padre era el Alpha. Mi madre era Paisley Davis, la última Luna de la manada, pero ella murió cuando yo sólo tenía tres años.
Para ser honesta, sabía que la Luna era indispensables en una manada, pero mi papá se casó con Elena tan sólo dos meses después de que mi madre había muerto. Eso me hizo difícil creer que mi padre estaba triste por la muerte de mi madre.
Elena me había tenido en la mira desde que podía recordar. Obviamente, no cualquier manada tenía la fortuna de tener a una buena Luna.
"No hice lo que ustedes creen". Me tranquilicé, y con la misma calma dije: Conocí a un hombre lobo mientras buscaba a Gina, y después me desmayé. No tengo idea de qué hago aquí, pero creo que él podría ser mi pareja".
"¿Tu pareja?" Se burló Elena. "Imposible, estás mintiendo. ¡Tú nunca tendrás pareja!".
"Sé que no hay un lobo en mí, pero también sé que muchos otros como yo han encontrado a su pareja, ¿Tengo razón?". A pesar de mi inconformidad con la actitud de Elena, traté de mantener la calma en frente de mi padre.
Aunque estaba enfadada por lo que me había hecho aquel hombre, sí tuve una extraña sensación el día de ayer. Sin embargo, no sabía si era el sentimiento que se tiene entre parejas.
Elena no respondió mi pregunta, en su lugar, miró a mi padre.
"Cuando naciste, una bruja adivinó que tú serías una mujer lobo que nunca tendría pareja". Dijo Troy lentamente mientras me miraba con lástima. Eso me estremeció.
"¡Imposible! ¡Eso es imposible! ¿Cómo que no tendré pareja?". Dije inconscientemente.
Ahora estaba incluso más desesperada de lo que había estado cuando a los ocho años descubrí que no me podía convertir en lobo.
Mi mente estaba completamente alborotada y no podía pensar con claridad. Todos los hombres lobo viven en grupos, y cualquier hombre lobo sin pareja se quedaría solo por el resto de su vida.
"¿Crees que tu padre te mentiría?". Dijo Elena en tono burlesco. Después, Elena miró a mi padre y dijo: "Cariño, sé que estás en un dilema, pero los altos de la manada están afuera y tenemos que manejar esta situación apropiadamente".
"Tendré que ser justo, Catherine, aunque seas mi hija". Troy respiró profundamente, su rostro ahora se veía tranquilo y en su tono había solemnidad y autoridad.