Capítulo 46

Justo después de que Anita terminó de hablar, escuchó la pesada respiración de Sergio al otro lado de la línea, producto de su enojo. —¡Repítelo! —rugió Sergio. Anita arqueó una ceja cuidadosamente delineada y, con una sonrisa burlona, respondió, —Eres joven pero tienes muchos problemas. Te sugiero que si tienes problemas de oído, los revises junto con los de tu cerebro en el hospital. Y colgó el teléfono de inmediato. Era previsible que Sergio no diría nada bueno después de eso. Aunque la llamada la había dejado un poco más satisfecha, aún sentía un dolor punzante en su corazón. Después de todo, estas eran personas con las que había querido llevarse bien en el pasado. Con un suspiro, pensó: [Qué ciega estaba antes.] —— Sergio miraba el teléfono colgado, apretando los dientes de rabia. Su apuesto rostro se había torcido de furia. —¿Qué dijo? ¿Sigue siendo tan terca? ¿No piensa en las consecuencias de sus acciones? ¿Cómo es posible que tenga una hermana así? —el rostro de Sergio estaba