Capítulo 59 La Fuga

Manuel cambió su expresión al instante, levantó la vista hacia ella y con un gruñido siniestro dijo: —No pienses que no sé que sientes pena por ella, entonces, dale algo de comer por el bien de la familia Gómez. —Muchas gracias, Manuel. Isabel respondió alegre, una sonrisa apareció en su rostro. —Voy contigo. Manuel no confiaba en darle la llave solo a ella y se levantó para acompañarla. Isabel aceptó y le pidió a la sirvienta que preparara la comida, la cual llevó ella misma arriba. Al abrir la puerta, la habitación estaba vacía. Isabel pensó que tal vez Mónica podría estar en el baño, dejó la comida en la mesa y abrió apresurada la puerta del baño, pero no había nadie. —¡Mónica, dónde estás! Manuel preguntó con el rostro pálido de ira. —Yo, yo no sé. Isabel estaba confundida. Manuel se giró y vio la ventana abierta, un mal presentimiento le invadió al instante, y al acercarse vio las sábanas atadas al alféizar. Su rostro se ensombreció de ira. —¡Ha escapado por la ventana! —Manue