Capítulo 45 Sarcasmo y reproches

Mónica se acercó y comenzó a limpiar meticulosamente las manchas una por una. Al ver su acción, Ricardo soltó una risita burlona. Isabel lo miró con severidad y luego dijo: —Moni, no te enojes, Ricardo es todavía joven y no entiende estas cosas. —¿Joven? ¿A los veinte años? —Mónica contestó con frialdad—: A los dieciocho ya estaba trabajando y ganando mi propio dinero. Él es un adulto, no un niño. Al escuchar esto, Isabel mostró un atisbo de culpa en sus ojos. Ricardo, impaciente, interrumpió: —¿Qué tiene que ver eso contigo, Mónica? No tengo tiempo para perder aquí, ¡tráeme ya el regalo que Pablo me envió! —No hay regalo. Respondió Mónica con frialdad. —¿Cómo que no hay regalo? —Ricardo expresó incredulidad, y luego, como si tuviera una epifanía, se acercó a Mónica, señalándola con el dedo, y exclamó—: ¡Debe ser porque hiciste enojar a Pablo! No me extraña que no haya venido contigo a celebrar mi cumpleaños. Al oír esto, Manuel frunció el ceño y su rostro se ensombreció