Capítulo 142 Temiendo que ella sea indulgente

—No me importa.—dijo él con un tono distante, mientras sus profundos ojos oscuros permanecían fijos en ella, su voz sonaba clara,— Solo necesitas decir si estás dispuesta o no. Su mirada ardía intensamente, como un vórtice del universo, capaz de absorber a cualquiera en su profundidad. Mónica se sintió aturdida, observando el hermoso rostro del hombre, cuya nobleza innata brillaba a través de su ser, como la nieve en la cima de una montaña, intimidante a la vista. Ella negó con la cabeza. —Tío Sergio, gracias por tu amabilidad, pero encontraré mi propio camino. Necesito volver a la escuela para practicar el piano, mejor me voy ahora. Mónica, intentando mantener la calma, habló y luego se levantó y escapó. Sergio no intentó detenerla; solo se oscurecieron un poco más los tonos de sus ojos negros. —Jefe Sergio, ¿por qué la señorita Mónica se fue de esa manera? Parece muy alterada, ¿ocurrió algo? Carlos, que estaba afuera, vio a Mónica salir alterada y entró preguntando con confusión. El