Capítulo 123 Aceleración del Corazón

La palma que rodeaba su cintura estaba ardiente, su cuerpo se debilitaba por el calor. —¿Ya se fue? Ella preguntó en voz baja. —Todavía no. Sergio habló seriamente, bajando la mirada hacia la mujer que yacía obediente en sus brazos, sus ojos desbordaban una pizca de alegría. Cuánto desearía poder mantenerla así, abrazada fuertemente, y nunca separarse. Con el tiempo, Mónica, apoyándose en el asiento del coche y evitando tocar la cintura del hombre, comenzó a sentir cómo los brazos le dolían, pero no se atrevía a moverse, por miedo a tocar algo que no debería. En este espacio reducido, el agradable aroma amaderado y frío del hombre la envolvía completamente, casi devorándola, lo que produjo que su corazón latiera inexplicablemente más rápido. Ella levantó ligeramente la cabeza y pudo ver la perfecta línea de la mandíbula del hombre, su piel era clara y sus rasgos particularmente hermosos, perfectos desde cualquier ángulo. De repente, Sergio bajó la mirada, encontrándose con sus ojos. Un