Capítulo 69

Era natural que los que no estaban al tanto no entendieran la complejidad de todo aquello. Para el maestro Walton, sin embargo, el trabajo de Lucille era delicado, arriesgado, pero ingenioso. No era suerte, sino una habilidad realmente sorprendente. "No tengo tiempo para hablar ahora. Tengo que ir a ver a mi mentora". Tras decir eso, salió corriendo a toda prisa. Culver se quedó donde estaba. Iba a convencerle de que se quedara cuando Joseph, que se encontraba tumbado en la cama, abrió los ojos de repente. "¿Está despierto, Sr. Joseph?". Culver se le acercó entusiasmado. Era realmente asombroso. Siempre que su enfermedad se manifestaba en el pasado, permanecía inconsciente durante al menos un día antes de despertar. Ese día, sin embargo, solo estuvo inconsciente unos 20 minutos. ¡Fue increíble! En cuanto despertó, una luz fría brilló en sus ojos oscuros y profundos. El gélido resplandor era así como el de una espada afilada al ser desenvainada. Había una especie de luz imparable y ard