Capítulo 37

—Vicen, realmente lo lamento. Nunca debí haber aceptado romper el compromiso. Si no lo hubiera hecho, no habrías caído en la adicción al juego e incluso en la drogadicción. Te he arruinado. —dijo Eduardo con una expresión de arrepentimiento. —¡Qué hipócrita eres! ¿No fuiste tú quien cambió de opinión y quiso terminar el compromiso? —respondió Vicente con una risa fría. —¡Jamás hubiera roto el compromiso! Fue Ana quien lo sugirió —afirmó Eduardo. —¿Qué dijiste? preguntó Vicente, frunciendo el ceño. —Poco después de la muerte de tus padres, Ana se acercó a mí para terminar el compromiso. Yo no estaba de acuerdo, pero ella alegó que ese era el último deseo de tu padre: que te casaras con su hija Leticia. —Ana también aseguró que tú estabas de acuerdo en terminar el compromiso y que no deseabas casarte con Laurita. Pensando que era el deseo de Diego, acepté. Después de escuchar a Eduardo, Vicente frunció aún más el ceño, tratando de discernir si sus palabras eran verdaderas o falsas. In