Capítulo 89

Si lo hubiera sabido, no habría mirado, solo para sentirme peor. Justo cuando estaba a punto de apartar la vista, vi de repente a Alejandro volverse. Sus ojos se encontraron con los míos a través del cristal de la ventana, con el ceño claramente fruncido. No lo miré más y, en su lugar, me volví hacia Adrián. Justo en ese momento, él había terminado de pedir y me pasó el teléfono. Bajé la cabeza para ver los platos que había escogido. Resulta que todos son mis favoritos. Pero él no me conoce tanto como para saber qué me gusta comer. ¿Será que sus gustos coinciden con los míos? Levanté la mirada para preguntarle, pero aunque abrí la boca, al final no dije nada. Hay cosas que, si preguntas demasiado, demuestras que te importan, y no puedo permitir que Adrián piense eso. Así que le pregunté:—¿Quieres tomar algo de alcohol? —No bebo,—respondió él,—además, tengo cosas que hacer por la tarde. Claro, aún tiene que ver lo del apartamento. Pensé que esa era la razón por la que no quería beber, a