Capítulo 91

Contemplando esa grotesca escena. Los ojos de Diego se ensombrecieron gradualmente. El jefe Ignacio notó la tensión que flotaba en el ambiente y, con cierta precaución, intentó romper el silencio: —Jefe Diego, siga tomando tranquilo con Silvia, yo saldré a atender una llamada. —Mmm. —Respondió Diego con indiferencia. Ignacio hizo una señal discreta a los demás, quienes comenzaron a abandonar uno a uno el lugar silenciosamente. Silvia, algo confundida por esto, ni siquiera prestó atención a estos movimientos. Una vez afuera, los altos ejecutivos esperaron que la puerta del reservado se cerrara antes de susurrar preocupados: —¿Está bien que nos retiremos así? Ignacio confirmó poco a poco sus sospechas: —No hay problema. —¿Y Silvia? —preguntó Gonzalo, mirando hacia la puerta: —¿No será peligroso dejarla sola con el jefe Diego? Silvia era una joven sumamente atractiva. Ellos solo habían escuchado ciertos rumores sobre los comportamientos de Diego, pero en realidad no lo conocían a profundi