Capítulo 182

—Este hombre sí que es valiente. —pensó Alejandro para sí mismo. En ese momento, la pareja ya había cruzado la calle, justo frente a donde estaba Alejandro. No se podían ver bien sus rostros; el hombre estaba cubierto de sangre. La mujer tenía el cabello suelto, y solo se podía notar que tenía una figura atractiva, con pechos prominentes y caderas pronunciadas, curvas seductoras que dificultaban apartar la mirada. —Roberto, déjame aquí, no podrás escapar si me llevas contigo... En ese momento, la mujer de figura atractiva gritó con dolor. —Silvia, aunque me cueste la vida aquí, no te dejaré. A ese desgraciado de Víctor, yo, Roberto, no lo perdonaré ni en la muerte. Dijo el hombre con mucha ira. —¡Corre, que nos siguen! El hombre miró rápidamente hacia atrás y agarró la mano de la mujer, corriendo de nuevo. Delante había un callejón sin salida; solo podían correr hacia el frente. Silvia, con lágrimas en los ojos, seguía diciendo: —Roberto, ya te han apuñalado más de diez veces, casi no