Capítulo 8
Emily había vuelto a la cocina para terminar con la cena y Stella seguía sentada en el sofá pensando en lo que su amiga había dicho...
"Ding... Dong..."
De repente, sonó un teléfono que rompió el silencio de la habitación y sacó a Stella de sus pensamientos. Ella contestó sin mirar el número...
"Stella..."
Una voz familiar y al mismo tiempo desconocida vino del otro lado.
Su padre la estaba llamando, el Sr. David Richard.
La mano de Stella que sostenía el teléfono se puso rígida. En este momento, no comprende sus propios sentimientos. Escuchó esa voz por última vez hace nueve años.
Desde que se había casado con RK, su padre nunca más le había hablado ni se habían juntado.
Incluso después del divorcio, ella se había ido a Francia por seis años y durante todo ese tiempo David jamás llamó ni se preocupó por dónde y cómo estaba su hija.
Hasta que escuchó la voz en el teléfono, pensó que su padre había olvidado que tenía una hija. Por su lado, ella casi olvida que tenía más familia aparte de su hijo...
Pero... Hoy de repente llamó...
"Escuché que has vuelto. Sal y vamos a comer", le propuso.
Stella tiene el corazón confundido y respondió: "Papá, hoy no estoy libre. Nos vemos en otro momento...".
"Acabo de ver que subiste las escaleras. Estoy esperando abajo", replicó.
Ella no sabía qué hacer.
*****
En el restaurante...
Padre e hija van al restaurante. Nadie sabe cómo se enteró él de su regreso.
Después de que se sentaron, David pidió mucha comida.
Mientras esperan, los rodea una atmósfera de tranquilidad.
Son padre e hija, pero en este momento son más desconocidos entre sí que dos extraños.
Después de un rato, David habló primero...
"Stella, fue tu hermana quien me contó que te vio en la empresa. No creí que regresarías de Francia..."
"¿No creíste...?", replicó.
Stella miró a la persona frente a ella con calma.
¿Cuánto deseaba que ella no volviera?
De repente, mirando a su padre a quien no había visto en nueve años, una sonrisa burlona apareció en sus labios.
Stella simplemente bajó la cabeza y no dijo nada.
El camarero vino y sirvió la comida.
"Cuando estaba esperando abajo, te vi llegar con un niño... ¿Quién es?", preguntó David.
Esa pregunta le llega al corazón.
La mano con la que Stella sostenía la cuchara se detuvo...
Ella siempre había protegido a Adrian y no mucha gente sabía de él en la ciudad X, ni quería que nadie lo supieran.
Después de todo, ella había dado a luz a Adrian en secreto cuando RK y la familia de Richard no querían que lo hiciera.
Entonces, ¿para qué contarles sobre su bebé? No quería que lastimaran a su precioso hijo en absoluto.
"Papá", dijo ella.
Stella dejó la cuchara y su voz se volvió fría: "Papá, ¿no has querido saber cómo he estado en el extranjero estos años? Solo llegas y comienzas a hacer preguntas".
Hablaba con un tono lleno de burla.
Él continuaba preguntándole por qué había vuelto y quién era el niño. Seguro que esa pregunta tan significativa tendría un peligro oculto en el futuro.
Es por eso que su rostro se vuelve frío y deja en claro su posición.
David también se dio cuenta de que había preguntado algo incorrecto y rápidamente cambió su discurso.
"Mira, me estoy poniendo viejo y no sé qué decir. ¿Cómo te fue allí? No me dijiste cuando te fuiste, no supe dónde buscarte".
"¿La estaba buscando?" Stella pensó con los ojos levantados.
"Además, Stella, debes saber que tu hermana se va a casar con Rene, así que espero que no te juntes con ella. Si no quieres volver a Francia y quedarte aquí, ¿qué tal si trabajas en la empresa de papá? ¿Te parece una buena idea?", dijo él.
"Papá... Si quiero volver o no, es mi decisión. No necesitas preocuparte por eso ni hacer arreglos", respondió ella con voz fría y distante.
Miró al hombre sentado frente a ella y la última gota de esperanza y parentesco en su corazón se desvaneció como el viento.
Observó al hombre que decía ser su padre.
¿La única razón para juntarse con ella hoy era pedirle que se fuera?
Él era el padre que había arreglado su matrimonio con RK hacía tres años. Luego la había usado como una pieza de ajedrez para su hermana y ahora...
¿Quería que ella volviera a ser una víctima?
Sin embargo, ella ya no era esa Stella estúpida de hace tres años. La vida le había dado una segunda oportunidad y ella había aprendido de sus errores.
Pensando en esto, agarro su bolso para irse, aunque no sin antes mirar a David y decirle:
"Pensé que esta vez querías verme porque aún piensas en mí como tu hija y me recuerdas... Pero gracias por dejarme aclarar mi malentendido".
"Sé que solo me tienes en cuenta para beneficiarte. Por eso, prefiero que en el futuro no me contactes y te mantengas alejado de mí".
Hizo una pausa y agregó: "Debes mantenerme en el olvido, porque yo voy a hacer lo mismo... De ahora en adelante, ya no me tienes como hija".
Stella está segura de que si vuelve a pensar en ella, será para usarla como una pieza de su juego.
Después de que terminó de hablar, se fue.
Fuera del restaurante...
Los autos de lujo estacionados fuera del restaurante forman largas filas.
En la multitud, hay hombre que es como una luna rodeada de estrellas, dondequiera que llegue todos lo notan a primera vista.
La claridad de la luna cayó sobre él e iluminó todo su cuerpo con luz blanca. Era como un noble y su existencia no pasaba inadvertida en absoluto para la gente.
Pero Stella solo echó un vistazo y se fue en la dirección opuesta.
Y qué si se encontraron así, para ella él es solo un extraño. Ella no quería volver a entrar en su mundo ni tener nada que ver con él.
Y lo más importante, ella no quería perturbar más la paz en su vida.
Por desgracia, las cosas casi nunca salen como nosotros queremos.
"Stella..."
Stella solo quería irse en silencio y tomar un taxi a casa sin llamar demasiado la atención o ser notada por nadie.
Pero David, que la seguía, gritó su nombre y atrajo mucha atención a su alrededor.
"Stella, no quise decir lo que acabo de decir. No entendiste bien a papá. Sabes, es difícil para mí estar contigo y tu hermana, pero...", hizo una pausa.
"¿Cómo puedo olvidarte? Sigues siendo mi hija... Volvamos a cenar juntos", propuso.
Stella lo miró y dijo: "No, está bien. Estoy ocupada, tengo algo que hacer más tarde".
Usó un tono cortés y distante, como si la persona con la que estaba hablando fuera un extraño y no su padre.
Antes de salir, le había prometido a Adrian llegar temprano y cenar con él, así que quiere irse.
David estaba en un dilema y dijo: "Entonces déjame llevarte de regreso, no es seguro para ti tomar un taxi sola por la noche".
"Gracias, pero no necesito tu caridad, puedo manejarme sola, lo he hecho todos estos años".
Su voz es fría.
David la miró y dejó de forzarla.
La veía alejarse cuando sus ojos de repente se posaron en Rene, que caminaba hacia ellos.
Le arde la vista como si la hubiera tenido fija en un punto durante mucho tiempo.
Stella alcanzó a dar dos pasos cuando la figura alta de un hombre se detuvo frente a ella.
Están a menos de dos metros de distancia y él le bloquea el paso. No la deja esquivarlo para avanzar ni retroceder para tomar otro camino. Sus dos ojos profundos clavados en ella.
"Vamos a dar un paseo".
Su voz fría llega por encima de ella, todavía tranquila y sin emociones como siempre.