Capítulo 31

Adrian vestía un mullido pijama de cocodrilo y tenía el cabello alborotado porque acababa de frotar su cabeza contra el brazo de Stella. Mientras corría hacia la puerta, la larga cola de cocodrilo se movía detrás de él. En este momento, se veía más adorable que nunca.  Estaba a punto de mover el taburete para ver quién estaba afuera, cuando escuchó una profunda voz masculina. “¡Adrian!… Soy yo, el tío Tristan”. Tristan había escuchado unos pasos ligeros en el interior, y supuso acertadamente que era Adrian quien se acercaba para abrir la puerta. Lo corroboró el sonido de un taburete al ser arrastrado, pero como no quería dejar que el niño moviera cosas aquí y allá, se dio prisa en identificarse. “¡Vaya! ¡Si es el tío malencarado!”, oyó que decía la voz infantil. Tristan quedó atónito por un momento al escuchar aquello, pero enseguida sonrió. Era la primera vez en su vida que alguien lo llamaba ‘tío malencarado’. De inmediato, comprendió que debía haber asustado al niño anoche, al mar