Capítulo 89

Ana cerró su móvil, aliviada de que por fin algo le había salido bien. La próxima semana, cuando obtuviera el Alma de Crista y curara a Carlos, se marcharía. No le importaba si él se veía obligado a encontrarse con otras mujeres por amenazas de su familia. —Señor Carlos suena un poco formal. ¿Puedo llamarte Carlos? —preguntó Alicia, mirándolo con ojos sinceros. Ana, que no escuchaba música en ese momento, se quedó en silencio: —...... —Como prefieras —respondió Carlos sin interés, volviendo su mirada hacia Ana. Ella estaba bebiendo una sopa espesa, como si no le importara lo que Alicia hiciera. Carlos: —... ¿Es tan malo el efecto de esta estrategia de inducción que él emplea? ¿La chica no estaba jugando, solo comiendo sin reaccionar de otra manera? Cuando era pequeña, siempre decía que él era su favorito. ¿Cómo había cambiado tanto al crecer? —Carlos, eres muy amable. —dijo Alicia con una tímida sonrisa. No en vano, él era el hombre del que se había enamorado a primera vista: noble