Capítulo 40

—¿Con qué derecho? —Ana lo miró fríamente. ¡Incorregible! Diego, enfurecido, volteó la mesa del comedor. —¿Con qué derecho? ¿Si no hubieras hecho trampa, la familia Ruiz habría perdido la cara en el Colegio Internacional Sol de España? ¿Yo tendría que haberme humillado rogando a esos periodistas? ¿Nuestra villa estaría hipotecada al banco sin dinero para recuperarla? ¿Y tu abuela estaría hospitalizada? La repentina volcada de la mesa hizo que Elena gritara asustada, mientras la comida se esparcía por todo el suelo. José, cubierto de espaguetis, estaba a punto de quejarse cuando vio que Ana había agarrado ágilmente su mochila de lona, esquivando toda la comida derramada sin que una gota de salsa la tocara, lo que lo hacía verse aún más desaliñado. —¿Qué haces con tu equipaje? Diego finalmente notó la mochila de lona en la mano de Ana, la misma que había traído del campo. —Voy a vivir en la escuela, así no te enojas cada vez que me ves. No vaya a ser que te dé un ataque de ira y te a