Capítulo 25

Una fría brisa de medianoche se coló en la habitación, acompañada de un susurro profundo de serpiente, creando una atmósfera lúgubre. Fuera de la ventana, se encontraba el balcón que conectaba con la habitación contigua, el cual estaba sumido en la oscuridad. Ana se levantó para dirigirse a la ventana, cuando de repente vio una sombra pasar rápidamente por el balcón. Justo en ese momento, con un “clic”, la luz de su habitación se apagó. Ana: —...... José se agachaba debajo de la ventana, sosteniendo una cámara, esperando grabar a Ana gritando aterrorizada. Sin embargo, pasaron tres minutos y el grito esperado no se produjo. Allí, vestido con su pijama, empezaba a congelarse en la oscuridad. ¿Por qué esta campesina tenía un tiempo de reacción tan largo? ¿Por qué no gritaba? Pasaron otros diez minutos. La habitación permanecía en silencio. ¿No sería que la campesina se había desmayado del susto? José no pudo contenerse más y presionó el interruptor de la luz que tenía en la mano