Capítulo 56
—Mañana mamá quiere llevarte a visitar Casa Aguilar, también para aclarar lo ocurrido la última vez con Pedro, ¿qué te parece, Ángeles?
—Está bien.
Ya que era por esa razón, Ángeles aceptó naturalmente.
Poco después, el conductor llegó a la entrada de la escuela y Ángeles regresó a Casa Castro.
Durante la cena, Rafael le entregó a Ángeles una tarjeta: —Ángeles, aquí tienes el dinero para tus gastos de este mes, son setenta mil dólares. Gástalos como quieras y si no es suficiente, dímelo.
Ángeles aceptó la tarjeta, pero no tenía intención de utilizar ese dinero.
Algún día dejaría esa casa que no sentía como suya y devolvería todo lo que había tomado.
Rafael, desconociendo los pensamientos de Ángeles, dijo con una sonrisa: —Vamos a comer, vamos a comer.
Paula, que también estaba sentada en la mesa, mostró una expresión de asombro y exclamó: —La tarjeta de mi hermana es diferente a la mía, la mía es negra, ¿por qué?
La tarjeta de Ángeles era una tarjeta común con un límite fijo para gasto
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